martes, 29 de abril de 2014

¿NO ME LLAMARÉ YO TOMASA?

Yo también, como Tomás el domingo pasado en el evangelio, me pierdo las mejores. Allí estaban los discípulos, reunidos y se les presenta el Señor, su amor y su alegría, y él no estaba- A saber qué cosas importantes le mantenían alejado de sus hermanos. Se lo perdió.

A mi también, como a él, me han anunciado (y yo misma lo he anunciado) muchas veces, demasiadas: ¡el Señor ha resucitado, vive! Y sin embargo, allí en lo hondo de mi misma he debido mantener la actitud de Tomás: si no veo sus heridas y no toco las huellas de la cruz, si no oigo su respiración y no siento el olor de la vda, yo no creo.
(Pero muy en lo hondo, mire usted, que yo soy una mujer creyente)

¿Soy una mujer creyente? Mis dudas tengo hoy acerca de la veracidad de mis palabras:
Que si creo, ¿cómo es que le tengo cerradas las puertas a la alegría durante tantas horas y tantos días?
¿Cómo es que la paz tiene tanta dificultad para anidar en mi corazón?
Que si creo, ¿cómo explico mis desánimos, mis silencios desoladores, mis ausencias?
¿cómo se explican mis acomodos, mis huidas, mis indiferencias, mis miedos?

Si, Señor, aquí está ambién "Tomasa" que en el fondo (y no tan escondido) no creerá hasta ver y tocar.

"Entonces Jesús, pasados ocho días, volvió a presentarse en medio de ellos
 estando las puertas cerradas y dijo: 'La paz con vosotros'
Luego le dice a Tomás: 'Acerca tu dedo y mira mis manos;
trae tu mano y métela en mi costado,
y no seas incrédulo sino creyente"

Esta invitación también es hoy para nuestra incredulidad, viene el Señor, a nuestra casa, cerrada, a nuestro corazón alterado, a nuestro mundo convulsionado y tan real como la vida misma, tan actual como la respiración que me sostiene, me invita, nos invita:
 'Acerca tu mano, toca, reconoce, estate atenta, limpia la mirada, 
mira, y reconoce las cicatrices de dolor y muerte; que en las llagas 
de la humanidad reconocerás, sin duda a tu Dios'

Para terminar siendo "Tomasa" te diré: "Señor mio y Dios mio"


lunes, 28 de abril de 2014

CON ÉL EMPIEZA UNA VIDA NUEVA

Con él, mi Dios,
una relación nueva,
íntima y llena de alegría.

Con él, pueden abandonarse los viejos esquemas,
las antiguas rutinas de pensamiento.

Con él pueden emprenderse senderos nuevos,
arriesgados, desconocidos, abiertos a la alegría,
atrevidamente abocados a la alegría

Con él pueden romperse
las tradicionales estructuras que nos sostienen
y nos esclavizan.

Con él, todo lo viejo, puede ser nuevo.

Con él puede soñarse la libertad: sueños descabellados de libertad;
increíbles y desvergonzados sueños de libertad,
¡qué digo sueños!
¡caminos de libertad!
porque la muerte, no tiene dominio sobre él.

domingo, 27 de abril de 2014

ASOMÁNDONOS ASOMBRADAMENTE AL MISTERIO DE NUESTRA REDENCIÓN

La vida, a trechos, parece haberse convertido
en una noche larga
y andas perdida en medio de ella
como entre un olivar espeso.
Cada paso o cada pausa
te trae ruidos indescifrables
que te sobrecogen el alma.
No sabes bien si andar o sentarte,
no conoces dónde mejor descansar:
¿a ras de suelo, en lo alto?
No te atreves a gritar,
no te atreves a callar, a guardar silencio.
En esos trechos puedes
volver a tu Dios,
que te habita en lo más profundo
y decidle a tu alma:
"Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída." (salmo 114)
Y así podrás vislumbrar, asombradamente,
el misterio de nuestra redención...