domingo, 27 de abril de 2014

ASOMÁNDONOS ASOMBRADAMENTE AL MISTERIO DE NUESTRA REDENCIÓN

La vida, a trechos, parece haberse convertido
en una noche larga
y andas perdida en medio de ella
como entre un olivar espeso.
Cada paso o cada pausa
te trae ruidos indescifrables
que te sobrecogen el alma.
No sabes bien si andar o sentarte,
no conoces dónde mejor descansar:
¿a ras de suelo, en lo alto?
No te atreves a gritar,
no te atreves a callar, a guardar silencio.
En esos trechos puedes
volver a tu Dios,
que te habita en lo más profundo
y decidle a tu alma:
"Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída." (salmo 114)
Y así podrás vislumbrar, asombradamente,
el misterio de nuestra redención...



No hay comentarios:

Publicar un comentario