lunes, 27 de enero de 2014

El entusiasmo por hacer el bien

"Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien."

Hace días que leí, en el inicio de la carta del Papa, este texto. Pero anoche tuve una reunión con un grupo de jóvenes y me la recordó. Vi brillar en ellos, como una luz intensa para mi vida de persona ya mayor, el entusiasmo por hacer el bien. Como una esperanza apasionada para esta humanidad nuestra, en esta hora difícil, el deseo de entrega y la frescura y generosidad joven.

Creo que abrir espacios para que ese entusiasmo cobre vida, para que sea posible, para que no languidezca hasta apagarse, es responsabilidad y tarea apasionante. Y me alegro de poder hacerlo.

Son modos sencillos y pequeños pero estoy convencida que su poder está justo en su humildad.

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